domingo, 15 de diciembre de 2013

Reunión de empresa


Hoy tengo una comida de esas que llaman "de empresa". Para decir verdad, mi asistencia a la reunión se sale un poco de lo normal, pues soy una empleada temporal, del verano, con lo que es un encuentro más amistoso que profesional. Sin embargo, me ha hecho reflexionar sobre esas auténticas cenas y comidas de empresa, navideñas o de fin de etapa, con las que últimamente nos topamos muchos de nosotros en restaurantes, cafés, pubs y discotecas, pues el jolgorio debe durar hasta la extenuación.
Estos encuentros consisten en una comida contundente azufrada a base de cerveza, vino y licores varios. En torno al suculento menú, o no tan suculento, pues no se trata de una condición sine qua non, los empleados o subordinados, jefes, administrativos, compañeros... muestran una felicidad desmedida, reflejada en las numerosas instantáneas inmediatamente divulgadas en las conversaciones de wasap. Todo ello revestido de un incontenible griterío e histrionismo que refuerza la confraternización, tan aconsejada por recursos humanos.
Pongámonos por un momento en el lugar de alguno de los convidados, como por ejemplo, en el papel de un trabajador cualquiera, un administrativo con problemas económicos y con un horario interminable, que apenas llega a final de mes. El miedo recorre su cuerpo, se ve obligado a acudir a la pantomima, ya que sabe que tiene que mostrarse disponible al 120%, competente, conforme y muy simpático ante los directivos, titiriteros de su vida. Ese hombre o mujer, atemorizado, irá a los compromisos que disponga el jefe, ya sea cena ya sea boda del hijo predilecto de turno, que por supuesto, no tendrá ningún problema para acceder a la tutela de la empresa.
Y aunque no todas estas comidas encierran historias como esta, ¿a qué viene tanta exaltación? "Compañeros" que se ignoran durante el horario laboral, se abrazan de modo soez y hortera con el estómago cocido. "Compañeros" que no han sido capaces de solidarizarse, de luchar contra la injusticia que sufre su igual, de manifestarse ante las condiciones impuestas desde "arriba". Será un gesto navideño pero llega a ser bochornoso.
Al menos, los que acudan y paguen el acordado menú contribuirán al movimiento de la economía, algo es algo.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Libertad? ¿Rebelión?

Hace unos días fui a ver la taquillera película "Los juegos del hambre: en llamas" que provocó en mí una positiva opinión acerca de la verosimilitud de la distópica situación que representa y el dinamismo en la acción, "dos horas y media se me hicieron en un santiamén". Sin embargo, durante el día de ayer se dieron una serie de coincidencias que me dieron qué pensar. Resulta que estuve revisando el suplemento de El País, preparándome mis clases de español, y leí un artículo de José Manuel de Prada sobre dicho filme que recalcaba el hecho de que no hacía sino aburguesar a los jóvenes, incapacitarlos para la rebelión. A esta lectura se unió el hallazgo de una frase salida de un capítulo de "El tiempo entre costuras", serie a la que me declaro adepta, a pesar de que algunas carencias dramáticas de los actores y trama algo pastelosa. La cita decía ser del régimen nazi "El trabajo os hace libres", y nada más cerca de la realidad, pues se trata del lema que se emplazó en numerosos campos de concentración alemanes.
Como decía, todo ello me hizo pensar más allá del trepidante ritmo de la película, de su atractivo vestuario y su mensaje revolucionario. Prada apuntaba que el error del best seller radica en que presenta a un gobierno despótico e impío, opresor del pueblo. A partir de ahí reflexioné sobre la nueva forma de tiranía actual o del futuro próximo, pues quizás no sea, como expone el articulista, algo tan explícitamente cruel como lo que muestra este taquillazo, sino algo enmascarado por la estupidez, ignorancia, torpeza, simpleza, circunloquios sin conclusión, sonrisas vacías, dulzura mansa, exaltación patriótica, optimismo sin base... Pero como ya dice mi madre "líbreme Dios de las aguas mansas, que de las bravas ya me libro yo". Formas democráticas y legales de gobierno y poder, por supuesto, con sus decretos y contratos, bien redactados, no faltaría más, que oprimen al ciudadano de a pie y adoctrina a las generaciones venideras, privándolas de pensamiento propio y juicio crítico. Que no nos convenzan de que un trabajo a cualquier precio nos hará libres, no, eso nos hará esclavos de conciencia y acción, conformes sintomáticos cuyas condiciones se alejan a ritmo imparable de una enriquecida y agazapada oligarquía que se presenta como nuestra salvación cuando en realidad no es más que nuestra condena.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Píldora masculina


Parece una tontería, pero esto de la píldora es un engorro, veintiún días al mes, sin olvidar tomarla, a la misma hora, y por si no fuera poco, como cualquier fármaco, con efectos secundarios que es más práctico no leer en el correspondiente prospecto. Recientemente se han dado a conocer los avances en la investigación de una fórmula anticonceptiva masculina, una píldora que haga que el hombre tenga un "eyaculación en seco", anulando así la posibilidad de fecundación. Cuando leí la noticia y entre sus líneas encontré las palabras "logro en igualdad de género", me dije a mí misma, esto sí es progreso, esto merece la pena, los hombres podrán tomarla con facilidad y comodidad tal y como nosotras lo hacemos. Sin embargo, tras pensarlo, me dije, ¿serán capaces los hombres de tener esa constancia?, ¿estarán dispuestos a ser iguales en ese ámbito?, ¿serían capaces de sacrificar su comodidad?, ¿afectará a su hombría, a su autoestima?, ¿les consideraríamos responsables las mujeres? porque realmente ¿quién tiene las de perder?, ¿quién es la que pasará nueve meses de su vida con tripa y molestias, a gusto o a disgusto? A pesar de estas dudas, espero que efectivamente los hombres lleguen a tomar la píldora, que asuman y compartan las preocupaciones y consecuencias de las que, indudablemente, las mujeres son las principales afectadas, a pesar de que ambos, hombres y mujeres son partícipes a partes iguales.