lunes, 17 de junio de 2013

Pequeñas víctimas



A Elías y su mamá.
Pequeñas víctimas de una sociedad de consumo y capitalismo. Violando su derecho a la salud, los infantes están expuestos a las perversas técnicas de venta y consumo de compañías cuyo único propósito es obtener beneficios, "ser rentables", para sí mismas.... poderoso caballero...
El niño, ávido de aprendizaje, busca un ejemplo, una actitud que imitar, mira, oye, huele, prueba, toca y moldea dicho ejemplo. Así, según lo que observe, hace; según lo que oiga, repite; según lo que huela, remite; según lo que pruebe, desea; según lo que toque, vuelve. Paso a paso, la herencia y el entorno conforman al pequeño y se presentan obstáculos. Dichos obstáculos desencadenan pequeñas frustraciones que debe superar para que en un futuro pueda llegar a ser un adulto maduro, que se adapte a las situaciones que se le presenten. Pero después de todo, se da el hecho de que nos encontramos que los referentes de dichos infantes evitan que se enfrenten a dichos obstáculos, facilitando un proceso opuesto a la maduración natural, pues otorgan al niño lo que pide, a pesar de ser perjudicial. A todo ello se suma la despiadada publicidad que persigue atraer al inmaduro menor al consumo de productos inmundos para ganar una inmensa cantidad de dinero... poderoso caballero...
Con esta coyuntura se encontraban los publicistas que se reunieron en una conferencia de marketing en Singapur. Dichos hombres y mujeres de negocios hicieron traer a escena a media docena de niños, entre 10 y 14 años, para ser entrevistados a propósito de sus gustos y preferencias. Los pequeños comenzaron a participar de manera tímida. Cuando se les preguntó qué les gustaba comer y beber, muchos dijeron famosos platos y bebidas de renombradas cadenas de comida rápida, mientras los publicistas reían y aplaudían entusiasmados por la efectividad de sus métodos. Elías, un delgado niño de 14 años, con redondas gafas había permanecido callado hasta que se armó de valor y dijo "A mi madre no le gusta que yo beba Coca-Cola. Ella dice que es malo para mis dientes". Nadie se rió. Los ejecutivos de Coca-Cola formaban parte de la audiencia. Rápidamente el asunto fue olvidado como si el valiente Elías no hubiera dicho nada.
Este afortunado niño encontró un referente digno, que le hizo superar una frustración, una dificultad y con ello madurar. Aún así, la presión publicitaria, la ignorancia, la propia sociedad... nos incita a caer .


1 comentario:

  1. Me ha gustado, minuciosamente expresado y explicado, pero con todo resulta algo blando, ya que a veces hay que hacer un poco de "sangre". En cualquier caso es "buena noticia" que nos mojemos, que seamos capaces de, como el pequeño Elías, de opinar "distinto". Enhorabuena . . . y ya estamos esperando el siguiente texto. ANTONIO

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