martes, 24 de septiembre de 2013

El líder del corral, Mesía


Después de haber leído la prehistoria de Ana y su exfuturo, en palabras de Manuel Alvar, pues nunca logrará ser madre en compañía de don Victor, nos adentramos en el ambiente plena y exclusivamente masculino del casino. Clarín nos hace un retrato de las relaciones y jerarquías que se establecen en los salones de dicho lugar entre los hombres de diferente ideología y proceder. Los hay chuscos y soberbios, los hay librepensadores, incluso cordiales, mezclados en asuntos graves o en estultas apuestas sobre ortografía. Todos ellos se permiten la licencia de opinar acerca de doña Ana, su nuevo confesor y la acechanza procedente del donjuán de Vetusta, Mesía.
Llegados a este punto, ya está planteado el conflicto, dos fuerzas masculinas que lucharán por la hegemonía en Vetusta, identificada con el dominio de la bien considerada Ana, una en nombre de la religión y otra en nombre de la conquista, ambas relacionadas en lo más profundo de Ana, en el recuerdo de aquel pecado (Magistral) carnal (Mesía), que así se lo hicieron considerar, de su tierna infancia. En términos psicoanalíticos, la Regenta está cercada por dos pulsiones generadas a partir de una dura represión en la infancia. Es digno señalar que dichas fuerzas contrarias están encarnadas por dos personajes con una personalidad de fondo similar, plenamente narcisista e inmaduro. El Magistral, por un lado, es un hombre con grandes aspiraciones de poder en la jerarquía eclesiástica y ciudadana, y a su vez depende de un modo algo enfermizo del consejo de su madre; Mesía, retratado como el gallo de corral de Vetusta y del casino, representa la personalidad mitificada de donjuán, narcisista por naturaleza, no admite que ninguna mujer que él pretenda  lo rechace. Este último querrá conquistar a doña Ana como demostración de su poder, por encima del Magistral.
Nekane García Guinea. Torre del Mar 2013.

1 comentario:

  1. El amo del corral, el macho, el pavo envanecido, fútil y vano, el macho cacareando sus virtudes testiculares, el macho merodeando su presa que se turba y busca el encuentro disimuladamente, con torpeza, entregada. . . MAGNÍFICO ESTUDIO. antonio

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